El Sistema de Agua Potable Independiente de Tecámac nació como consecuencia de dos eventos de devastación ambiental que dejaron una huella indeleble en la cuenca de México: El primero fue la desecación final del antiguo lago de Xaltocan a principios del siglo XX -Tecámac fue hace todavía cien años un pueblo de pescadores y agricultores-. El segundo fue la degradación y desaparición de los vasos captadores de agua de lluvia conocidos como jagüeyes. Ante tales circunstancias, ya sin fuentes de aprovisionamiento de agua potable superficiales, el pueblo de Tecámac y otros más se vieron en la necesidad de perforar sus propios pozos a mediados del siglo pasado con la cooperación económica de los pobladores y con trabajo voluntario de muchas personas.
Desde los años cincuenta y hasta mediados de los noventas el Sistema de Agua creció de manera lenta y ordenada y el gobierno no nos molestaba e incluso nos reconocía como prestadores del servicio en los bandos municipales de policía y buen gobierno, pero cuando se modificaron los planes de desarrollo urbano tanto estatales como municipales nació el interés del gobierno y las inmobiliarias por controlar el vital líquido. Desde entonces y hasta la fecha hemos librado una batalla que se divide en dos frentes: El primero es la lucha por evitar el despojo de nuestros pozos para beneficiar a empresas inmobiliarias y privatizadoras de los servicios de agua; el segundo la tenaz oposición a los proyectos de urbanización salvaje que hoy en día destruyen tierras de cultivo, forestales y de recarga del acuífero. En esta situación nos encontramos el día de hoy, ahora luchando contra la nueva Ley del Agua en el Estado de México publicada en Gaceta de Gobierno en julio del 2011, que es privatizadora y legaliza el despojo.
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